Patricio Winckler y Michelle Bachelet

De acuerdo a mi modesta experiencia, la vida de un estudiante de postgrado suele ser una de estudio, descubrimiento e introspección. Las semanas transcurren en las profundidades de la ciencia, intentando encontrar la esquiva vanguardia donde hacemos que nuestro entendimiento del mundo prolifere. Pocas veces tenemos (o buscamos) la posibilidad de torcerle el destino al día a día, pues los plazos son siempre exiguos. Pero cuando se trata de conversar un buen tinto chileno al ritmo de las brasas, siempre afloran buenas ideas. Así se nos ocurrió, a un par de comensales, invitar a Michelle Bachelet a este pequeño pueblo de ensueños, Ithaca, donde se emplaza Cornell University. Estando en el mismo Estado -aunque a cuatro horas de su domicilio en New York- ello no constituía epifanía alguna al momento de terminar aquel festín.

De esa manera, junto al comensal más entusiasta, iniciamos gestiones con un sinfín de funcionarios involucrados en protocolo, seguridad, financiamiento y logística. En ese momento todo se resumía a vender una historia atractiva a ojos de las autoridades, y que por cierto, fuera considerada en la nutrida agenda de una alta funcionaria de la ONU. Algo de éxito tuvimos en nuestro cometido, pues la propuesta fue acogida y cayó pronto en manos de profesionales del Mario Einaudi Center for International Studies. Después de largas conversaciones y aludiendo a nuestro interés, su nacionalidad y su meteórica carrera política, finalmente, la invitación fue hecha en su calidad de Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, basándonos en el hecho de que la universidad tiene un nutrido historial de defensa de los derechos de las minorías. La diversidad ha sido una característica desde que fue fundada por Ezra Cornell, quien en 1868 no en vano escribió “I would found an institution where any person can find instruction in any study», descartando de entrada cualquier atisbo de discriminación. Este espíritu se ve en la multiplicidad de centros e institutos dedicados al estudio de temas relacionados con la igualdad de género, raza, etnia, nacionalidad, orientación sexual, condición socioeconómica y todas esas clasificaciones en que pensamos cuando pensamos en igualdad. Es frecuente encontrar en los senderos enarbolados del verde otoñal, parejas del mismo sexo conviviendo con mujeres de velo musulmán, engolados profesores y hippies algo trasnochados de una época de esplendor (no en vano Woodstock está a unas cuantas millas de acá). Este pueblo de ensueños es, sin duda, un lugar apto para discutir y asimilar estos temas.

En nuestro esfuerzo por la visita de nuestra compatriota Bachelet, revivimos la antigua Asociación de Chilenos en Cornell (CHAS), que pasó a constituir una de las más de 900 asociaciones respaldadas por la universidad. De mi ideario hollywoodense sabía de la existencia de fraternidades y sororities, pero en el proceso de conformación de CHAS, aprendí que la cultura asociativa va mucho más allá, pues (al menos en Cornell) es fácil encontrar apoyo para las más dispares asociaciones en la medida que tengan una misión positiva. En el proceso CHAS pasó a conformar parte del crepúsculo de asociaciones -junto a otras tan dispares como la Brazilian Jiu-Jitsu Club o la Coalition of Pan-African Scholars– que convocaban a una líder chilena ejemplar para reunificar sus raíces y tradiciones,

En unos días nos vimos empecinados con esta nueva tarea de repartir flyers y pegar afiches en cuanto ventanal se cruzaba, recordando tal vez aquellos buenos años universitarios en Valparaíso, cuando organizar una fiesta era todo un suceso. Voceamos en todas la esquinas y enviamos cientos de mail con el mero objetivo de reventar un auditorio donde se efectuaría el evento. De paso, en los pocos momentos de ocio repasé varias ted talks sobre temas de igualdad para imbuirme en un tema que no visito regularmente en mis devaneos científicos, más ligados a la mar-océano que a estos tópicos.

Finalmente, llegó aquel 4 de septiembre. Bajo una ajustada agenda que se repartió entre un tour por el corazón histórico de la universidad, un almuerzo con alumnos selectos, un coloquio sobre igualdad de género para los undergrads, Michelle convocó a la ponencia principal cuyo título fue: «La mujer y el nuevo paradigma de desarrollo», donde expuso sobre la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres en todo el mundo. Como reconocimiento le fue conferido un relevante título honorífico denominado el E. Henry y Bartels Nancy Horton 2012 World Affairs Fellowship. Entre los otrora homenajeados figuran el Dalai Lama, líder espiritual del Tíbet, el arzobispo sudafricano Desmond Tutu, los ex presidentes de Brasil y Venezuela Fernando Henrique Cardoso y Carlos Andes Pérez y el ex vicecanciller alemán, Joschka Fischer.

Les regalo, como corresponsal en Cornell, su excelente ponencia, para que así reproduzcan en unos tantos pixeles, lo que esas 850 personas escucharon, aprendieron y reafirmaron sobre el rol de la mujer http://www.cornell.edu/video/?videoID=2311. Eso sí, les dejo un dibujo de nuestro logo de la Asociación Chilena que le regalamos a Michelle Bachelet con ocasión del evento.