“Mi experiencia en general excedió todas mis expectativas. Aprendí muchísimo en todos los sentidos posibles. Creo que depende bastante de qué es lo que uno esté buscando y cuánto uno aprovecha las oportunidades de aprendizaje. Hay que aceptar las invitaciones, ir a los coloquios y seminarios, contactar académicos que trabajen en temas que a uno le interesan y compartir un café con ellos. La universidad entrega oportunidades para socializar, crear redes y aprender todo el tiempo, pero depende de uno tomarlas y aprovecharlas.
Como profesora fue increíblemente enriquecedor estudiar un sistema educativo que tiene desafíos similares a los nuestros, siendo un contexto tan distinto. También me entregó una perspectiva distinta para analizar el sistema chileno. En términos de estrategias de enseñanza, siento que pude absorber, recolectar y adaptar miles de nuevas ideas que se pueden utilizar en aula sin recursos extras.
Finalmente, independiente de lo académico, la experiencia de sentarse en la mesa con Fulbrighters de Siria, Lesotho, Antigua, etc. es algo invaluable. Darse cuenta de que hay tantas cosas que nos unen, tantos sueños en común, te hace apreciar el mundo de una forma distinta. Te hace ver a tu país de una forma distinta. En ese sentido, creo que los programas de las becas Fulbright en EEUU hacen una gran labor de intercambio entre las distintas culturas. Mi experiencia no hubiera sido lo mismo sin las personas y los lugares que conocí gracias a éstos.”