TESTIMONIAL: ¿EL DIA DE MAÑANA QUÉ VAMOS A TENER?

Un viento fuerte hace temblar el piso de la casa. Ojala no se corte la luz, pienso. Guardo lo que tengo escrito y por la ventana escaneo el horizonte. Un cielo negro anuncia temporal. Pronto estará lloviendo, con ganas, como dicen acá. Calculo que aún puedo tomar el bus sin recibir el frente del aguacero. Me pongo el traje anti agua, el gorro de lana, y las botas de goma. En la corrida igual se me pasa la lluvia, pero pronto estaré sentada al lado de una cocina a leña escuchando a la señora Teolinda contarme cómo su vida se ha desarrollado en torno al mar.

Ella trabaja en el alga. Por la orilla recolecta pelillo, Gracilaria chilensis, hasta que acumula unos cuatrocientos kilos amontonados en la playa. Hasta allí mismo llega un comprador de la única empresa en el sector, y la más grande en el país, que transforma ese pelillo en agar agar, un producto que se exporta. Teolinda recibe en efectivo el valor de su producto según el precio del momento. En el mar, me cuenta, hay veces que se gana y hay veces que no. Todo varía. La abundancia y la calidad del alga, el clima, el precio. Cuando no hay alga, saca mariscos con su pareja para vender en el mercado. Pero, me dice, queda poca almeja, pocos choritos, poca ostra, porque la gente saca sin respetar el tamaño, sin devolver la semilla al mar. Doña Teolinda termina la entrevista con una pregunta, ¿El día de mañana que vamos a tener?

En un lugar como Chiloé, rodeado por mar, esta pregunta está rogando por respuestas, por soluciones, y ahora. Dada tanta dinámica y tanta incertidumbre, ¿Cómo se podrían manejar los diversos usos del mar para que los ecosistemas sigan proveyendo los beneficios que sostienen la vida humana? Este año, con el apoyo de Fulbright, la voluntad de comunidades de pescadores artesanales, y la ayuda de muchas personas, busco aportar un pequeño paso hacia posibles soluciones a esta problemática a través de mi investigación: “Incorporando dimensiones humanas de pesquerías artesanales en la planificación espacial marina costera.” El estudio relaciona los usos históricos de un estuario con las normas que regulan el espacio hoy en día. Dentro de este marco, ¿Qué beneficios proveídos por ecosistemas marinos valoriza la gente? ¿Cómo varían estos valores según las características de las personas? ¿Hay beneficios que son valorizados pero que no están protegidos por normas que apoyan su provisión a futuro? Espero demostrar que una perspectiva geográfica histórica contribuye a planificar de una manera que mejor refleja la realidad de las personas que dependen del mar.

Tamara Elwell, nativa de Ventura County, California, agradece la oportunidad de cambiar un clima mediterránea por la lluvia eterna de la ecoregión Chiloense. Actualmente se dedica a terminar su doctorado en geografía en la Universidad de California, Santa Bárbara, mientras ayuda a valorizar y conservar los elementos que hacen que Chiloé sea un lugar mágico donde se puede saludar a pingüinos y flamencos dentro del mismo día.